«Cuando pones la proa visionaria hacia una estrella y tiendes el ala hacia tal excelsitud inasible, afanoso de perfección y rebelde a la mediocridad, llevas en tí el resorte misterioso de un Ideal. Es cáliz sagrado, capaz de templarte para grandes acciones. Si ella muere en tí, quedas inerte, fría bazofia humana. Es el penacho de tu temperamento e innumerables signos la revelan: cuando se te anuda la garganta al recordar la cicuta impuesta a Sócrates, la cruz izada por Cristo, cuando te abstraes en lo infinito leyendo un diálogo de Platón, un ensayo de Montaigne, cuando tus sienes se hielan de emoción al declamar una estrofa de Musset que rima acorde con tu sentir; y cuando, en suma, admiras la mente preclara de los genios, la sublime virtud de los santos, la magna gesta de los héroes, inclinándote con igual veneración ante los creadores de Verdad o de Belleza.
Fragmento de «El hombre mediocre» por José Ingenieros: (24 de abril de 1877, en Palermo (Italia); 31 de octubre de 1925 en Buenos Aires), Médico, psiquiatra, psicólogo, criminólogo, farmacéutico, escritor, docente, filósofo y sociólogo ítalo-argentino.
11/01/12 at 19:49
Hello. remarkable job. I did not imagine this. This is a splendid story. Thanks!
25/01/12 at 0:16
Hola,
qué grata sorpresa encontrar este fragmento de José Ingenieros! Uno toma un párrafo de alguno de sus escritos y siempre encontrará belleza y verdad. Un placer.
Te comentaremos en la Blogoteca.
Un saludo cordial.
25/01/12 at 1:36
Gracias a vosotros, un saludo.-